Cuando observamos a un deportista no podemos por menos que pensar en su depurada técnica o en su preparación física; también nos fijamos en la seguridad con qué realiza sus movimientos y en su concentración, factores todos ellos que juzgamos importantes y necesarios para la práctica deportiva, por ello, estamos reconociendo y admitiendo la intervención del factor psicológico en el deporte. Podríamos ir más allá en nuestro análisis, y preguntarnos si es posible realizar un movimiento sin que participe el cerebro. El deportista es un todo, un sistema que funciona de manera única e interviniendo tanto el factor mental como el físico y el fisiológico.
La implicación del pensamiento se extiende a lo largo de toda la ejecución, así como antes y después de la misma, este enfoque abre un campo de investigación y aplicación que va a permitir el desarrollo de la dimensión psicológica del atleta.

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